Cuando tomé la dirección general de Cuprum, entendí que uno de los mayores desafíos no era solo enfocarse en mejorar la rentabilidad, sino transformar la esencia misma de cómo operamos como empresa. Nuestra empresa había sido reconocida por sus logros operativos y su capacidad de ejecución, pero a nuestra cultura interna le faltaba un propósito superior que la guiara en cada decisión.
Fue entonces cuando descubrí el concepto de Capitalismo Consciente, un enfoque que no solo transformó nuestra manera de trabajar, sino también la manera de cómo impactamos positivamente a nuestros colaboradores, clientes y la sociedad en general.
El Capitalismo Consciente nos invitó a replantear la finalidad de nuestra empresa. Más allá de generar utilidades, debíamos enfocarnos en crear bienestar, felicidad y seguridad.
Durante un retiro con mi equipo directivo, construimos un propósito que encapsuló esta visión: "Alcanzar lo inalcanzable", una metáfora que se reflejaba en nuestros productos, procesos y espíritu innovador, como también nuestra promesa de contribuir al desarrollo de todos nuestros grupos de interés. Este propósito se convirtió en el eje de un cambio cultural profundo.
Para que una cultura consciente sea efectiva, necesita valores sólidos, así que en Cuprum adoptamos cuatro: integridad, respeto, humildad y responsabilidad incondicional.
Cada valor no solo debía comunicarse, sino también vivirse; por ejemplo, la integridad dejó de ser solo una idea y se convirtió en una práctica tangible a través de un código de ética sólido y procesos transparentes para la toma de decisiones.
Recuerdo también que redefinimos el concepto de "accountability" como responsabilidad incondicional, ya que antes, el miedo al error llevaba a los equipos a evadir responsabilidades o culpar a otros.
Nosotros cambiamos esta narrativa al enfatizar que los errores son oportunidades para aprender y crecer en equipo, lo que fortaleció la confianza interna y la colaboración.
Transparencia: Una práctica no negociable implícita en el valor de Integridad
La transparencia fue otro elemento clave de nuestra transformación, ya que, en el pasado, la obsesión por los indicadores y las metas pudieron haber generado comportamientos que minaban la confianza.
Por ello, implementamos un comité de ética y abrimos canales de denuncia para fomentar un ambiente donde la verdad prevalece sobre los intereses individuales. Este compromiso con la transparencia también se transmitió a las relaciones con nuestros clientes y proveedores, generando una mayor confianza y lealtad entre ellos y nosotros.
Al igual que en toda transformación cultural, este camino no estuvo exento de retos, siendo uno de ellos el asegurar que había un convencimiento genuino del equipo directivo y el consejo de administración, lo cual requirió tiempo y persistencia.
Algunos colaboradores no compartían nuestra visión inicial y optaron por dejar la empresa, lo que, aunque fue doloroso, también fue necesario para alinear a todos los líderes con nuestra nueva cultura.
Además, la transición hacia un enfoque en el bienestar de todos los grupos de interés requirió de mucha paciencia, ya que los resultados no suelen ser inmediatos.
Sin embargo, hoy, podemos decir después de 5 años con orgullo que esta transformación hacia una cultura constructiva no solo ha mejorado el ambiente laboral y la lealtad de nuestra gente, sino también los resultados operativos y financieros de Cuprum.
Hemos visto un aumento en la retención de talento, un mayor compromiso de nuestros colaboradores y relaciones más sólidas con nuestros clientes y proveedores.
Todo esto ha sido posible porque vivimos a través de nuestro ejemplo y comportamientos nuestra cultura y valores en cada aspecto del negocio.
Mi principal aprendizaje de este proceso es que el Capitalismo Consciente no es un destino, sino un viaje continuo. Requiere liderazgo persistente, congruencia en las acciones y una visión clara del impacto que deseamos generar en el mundo.
Para aquellas empresas que contemplan dar este paso, mi recomendación es clara: involucren a sus líderes en la construcción de su propósito y valores, escuchen a sus grupos de interés, aprendan y ajusten durante el proceso y busquen el apoyo de expertos que puedan guiarlos en este camino.
En Cuprum, hemos comprobado que cuando una empresa encuentra, vive y alinea sus estrategias a su propósito superior, no sólo transforma su cultura, sino también el impacto que tiene en la sociedad alcanzando objetivos y metas que antes parecían inalcanzables.