Cuando pensamos en el mundo de los negocios, los clientes siempre han tenido un papel protagónico, a lo largo del tiempo. La evolución de la sociedad y el desarrollo económico han transformado el papel de los actores alrededor de los negocios hacia una visión más holística e integral y en este caso los clientes no son una excepción.
Quizás si tuviéramos que establecer cuáles son las diferencias fundamentales entre cómo se visualizaba al cliente tradicionalmente y cómo se ve ahora bajo la perspectiva de los negocios conscientes, debería decir que es tanto la forma en que se les percibe como también la interacción que se tiene con ellos.
Inicialmente la visión era meramente mercantilista, el cliente era visto como un consumidor cuyo principal objetivo era adquirir un producto o servicio. Cuando analizamos la relación que tenía el cliente con la empresa, enfocamos la atención en las transacciones comerciales y en la maximización de ganancias, ya que el cliente solo era un medio para alcanzar un fin.
Con la llegada de una era que exigió una visión distinta del funcionamiento del mundo, surgió el concepto de los negocios conscientes, cuyo objetivo era el de integrar los valores humanos y la sostenibilidad en todas las operaciones de una empresa, no solo generando beneficios económicos, sino impactando positivamente al mundo.
En esta nueva visión, el papel del cliente es mucho más activo y con un propósito más amplio. Ahora no lo vemos como un medio, sino como un colaborador, un socio y un miembro de una comunidad más amplia. La relación que se construye con el cliente ya no es meramente económica, al contrario, se basa en la confianza, la transparencia y la búsqueda de un beneficio mutuo.
El cliente no solo adquiere un producto, sino que se involucra en el propósito de la empresa, contribuyendo a crear un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
Bajo este nuevo concepto los clientes influyen en la toma de decisiones, ya que las empresas conscientes escuchan las opiniones y necesidades de estos, para mejorar sus productos y servicios.
Por esta razón, lo que se busca es que, a través de sus aportes y sugerencias, sean actores activos en la co-creación de valor del negocio, conectándose así con la marca y con otros clientes, creando una comunidad en torno a valores compartidos.
Por otro lado, en esta nueva perspectiva, el cliente es el corazón de los negocios conscientes, un aliado que favorecerá la construcción de un futuro más sostenible, pues ellos elegirán trabajar con empresas que busquen generar un impacto positivo en la sociedad y en el medio ambiente.
En esta nueva visión lo que se busca es fomentar la lealtad del cliente y el establecimiento de relaciones a largo plazo basadas en la confianza, la transparencia y la personalización, lo que lleva a una mayor retención de aliados.
Por último pero no menos importante, un cliente satisfecho es el mejor embajador de una marca, es por ello que se debe trabajar cada día en la construcción de una reputación sólida basada en la ética y la responsabilidad social, pues esto no solo fortalecerá la reputación de la empresa sino que generará más confianza para sus futuras transacciones.
No olvidemos que el papel del cliente en los negocios conscientes está basado en la colaboración, la confianza y el propósito compartido, lo que generará un valor a largo plazo tanto para el cliente como para la empresa.