Este texto está inspirado en la participación de Gabriel Renero, profesor y consultor experto en propósito, liderazgo y transformación organizacional, durante su ponencia en IncMTY 2025.
Con más de 25 años de experiencia acompañando a empresas en procesos de evolución cultural, Gabriel es una de las voces más reconocidas del movimiento de Capitalismo Consciente en América Latina.
En su intervención, subrayó que el propósito no es una moda ni una declaración superficial, sino una herramienta poderosa que redefine cómo hacemos negocios y qué significa tener éxito en el siglo XXI.
Más allá del beneficio económico: una nueva brújula para los negocios
Durante décadas, el mundo empresarial ha seguido un modelo centrado exclusivamente en las ganancias. Sin embargo, estamos viviendo un cambio de paradigma: hoy, más líderes están descubriendo que el verdadero motor de una empresa no es únicamente el dinero, sino el propósito.
Esta palabra, a menudo vista como idealista, se ha convertido en una herramienta estratégica para empresas que quieren ser sostenibles, humanas y relevantes en el mundo actual. Y es aquí donde entra el Capitalismo Consciente.
Esta filosofía no propone que dejemos de generar riqueza, sino que lo hagamos con sentido. Que cada decisión que se tome en la sala del consejo esté guiada no solo por cifras, sino también por valores, empatía y visión de largo plazo.
¿Qué entendemos por propósito?
El propósito no es una frase de marketing. Es la razón profunda por la que una empresa existe, más allá de generar ingresos.
Responde a preguntas como: ¿Qué problema social o humano quiere resolver tu negocio? ¿Qué transformación positiva busca generar en la vida de sus clientes, colaboradores o comunidades?
En el Capitalismo Consciente, este propósito es el punto de partida. No es un “extra”, sino el eje central. Empresas como Patagonia, Whole Foods Market o, en América Latina, Mezcal Amarás y Grupo Herdez, han integrado esta visión como parte fundamental de su cultura y estrategia de negocio.
El propósito como impulso organizacional
Lejos de ser una desventaja financiera, las empresas con un propósito claro tienden a destacar. Cuando las personas sienten que trabajan para algo más grande que una nómina, su compromiso cambia. Lo mismo ocurre con los consumidores: cada vez más quieren comprarle a empresas que comparten sus valores.
En un entorno de sobreinformación y desconfianza, la autenticidad se convierte en un factor diferencial. Y pocas cosas son más auténticas que una organización alineada con su propósito, que lo demuestra con hechos, no solo con eslóganes.
Hay algo profundamente humano en trabajar por una causa que importa. No se trata de sacrificio, sino de motivación.
Un propósito sólido no solo inspira a los equipos, también guía decisiones difíciles, permite priorizar lo esencial y marca el rumbo cuando hay incertidumbre. Se convierte en una brújula moral y estratégica al mismo tiempo.
Capitalismo Consciente: un marco para transformar organizaciones
El Capitalismo Consciente propone una visión integral del negocio, donde cada parte del sistema importa: las personas que trabajan, las comunidades donde opera la empresa, el medio ambiente, los proveedores, los inversionistas.
Es un modelo que exige responsabilidad y visión a largo plazo, pero que también ofrece recompensas profundas: relaciones de confianza, reputación sólida, innovación genuina y, sí, también rentabilidad sostenida.
El propósito, cuando se vive de forma genuina, conecta todo esto. No es solo inspiración, es estructura. Une a los equipos, da dirección al liderazgo y establece relaciones éticas con los diferentes actores del ecosistema empresarial. Una empresa con propósito no solo busca ser la mejor del mundo, sino la mejor para el mundo.
El caso de las empresas mexicanas que apuestan por el propósito
En México, cada vez más organizaciones están dando este paso. Empresas como Cemex, Cinépolis, Heineken México y Estafeta han comenzado a redefinir su rol en la sociedad, colocando el bienestar de las personas y el planeta como elementos inseparables de su operación.
El entorno actual demanda no solo eficiencia, sino también sentido. Las generaciones jóvenes buscan trabajar en empresas con propósito. Los inversionistas se fijan cada vez más en criterios ambientales, sociales y de gobernanza. La sociedad exige transparencia, coherencia y responsabilidad.
Adoptar el Capitalismo Consciente y actuar desde un propósito compartido no es una moda, es una respuesta evolutiva ante un mundo en transformación.
Las empresas que lo comprenden no solo construyen valor económico, sino también valor humano y social. Y eso es lo que las hace relevantes.
El futuro pertenece a los negocios conscientes
El propósito no es un lujo moral. Es la nueva lógica del éxito.
En un mundo interconectado y lleno de retos globales, las empresas que sobreviven y prosperan serán aquellas que entiendan que su rol no es solo económico, sino humano.
El Capitalismo Consciente no es una utopía: es una invitación a reimaginar el negocio como una fuerza para el bien. Y todo comienza con una pregunta sencilla y profunda: ¿para qué existe tu empresa?