Elaborado por Christiane Molina, profesora de Escuela de Negocios y EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.
En las últimas décadas el llamado a una nueva forma de capitalismo se ha hecho más fuerte. Instituciones como el Foro Económico Mundial, las Naciones Unidas, y el Business Roundtable han declarado que es urgente transformar la manera en que gestionamos empresas y organizaciones.
Aunque estos llamados parecen convocar a líderes, en particular en el sector empresarial, no podemos perder de vista que un cambio en los modelos de gestión al interior de organizaciones requiere de un enfoque transversal en la aplicación de los principios asociados con esta nueva versión del modelo de económico tradicional. Incluso, se requiere de otros actores, sector público, organizaciones de la sociedad civil, y muchos otros, claves para lograr cambios sistémicos. Es decir que, para materializar las aspiraciones de prosperidad, inclusión, y sostenibilidad, es necesario permear las diferentes disciplinas y profesiones que existen hoy en día.
Para ejemplificar este proceso podemos tomar de base los principios de Capitalismo Consciente que propone elevar el rol de las empresas, apuntalando su gestión en un propósito superior, la gestión para los grupos de interés, un liderazgo y una cultura conscientes.
Mackey y Sisodia declaran en su libro de 2014 que, además de permitir a las personas generar ingresos para vivir, todas las profesiones “tienen un propósito superior como razón de ser”. Dicho propósito se relaciona con la necesidad de la sociedad que la profesión satisface y que, a su vez, permite que la sociedad misma asigne un valor y legitimidad a la profesión. Por otra parte, la gestión para los grupos de interés nos invita a atender a todas las personas o grupos de personas que pueden ser afectados por la organización o afectarla durante el proceso de persecución de las metas. Esta perspectiva es replicable a otros niveles, funcional o incluso individual. En lo que respecta al liderazgo, Capitalismo Consciente nos invita a desarrollar un estilo de servicio a los demás, un liderazgo “desinteresado” con atributos como visión sistémica, inteligencia emocional y espiritual. Finalmente, en la dimensión de cultura, se busca alcanzar un estado en el que el ejercicio de la consciencia se convierta en algo natural, una forma de vida a nivel individual y organizacional.
Con estas anotaciones en mente observemos cómo algunas disciplinas pueden empaparse de esta propuesta. Tomemos a la mercadotecnia, por ejemplo. Una mercadotecnia consciente estaría, al igual que una mercadotecnia convencional, centrada en el cliente, pero no solamente como consumidor de productos y servicios, sino como un grupo de interés, lo que implica una relación diferente. En este campo existen propuestas como la de las 4 A’s desarrollada por Jagsish Sheth y Raj Sisodia, que reenfocan los esfuerzos de mercadotecnia hacia la aceptabilidad del producto o servicio, su accesibilidad en términos de precio y disponibilidad, y conocimiento de parte de los clientes. Además, si observamos las tendencias del consumidor para este y próximos años, la pertinencia de la mercadotecnia consciente es más clara. Euromonitor Internacional señala que los consumidores exigen actualmente un mayor involucramiento de las empresas en temas como la protección de la salud y reducción de desperdicios y que se sienten más atraídos por marcas con propósito alineadas con sus valores.
Otra disciplina en la que en años recientes también se ha planteado cambios alineados con la noción de una consciencia más elevada, es la economía. Una de las propuestas consiste en brindar mayor atención a los bienes públicos. Recomendaciones similares se extienden a las finanzas, donde la búsqueda del desarrollo sostenible ha marcado el surgimiento de especialidades entre las que encontramos las finanzas sostenibles y banca ética. Estas propuestas buscan asegurar que la obtención de resultados favorables en la dimensión económica vaya de la mano con impactos positivos en las dimensiones sociales y medio ambiental.
Tendencias similares son visibles en la gestión de la cadena suministro, que se busca sea más sostenible y diversa, y en la gestión de talento que enfrenta retos importantes de la nueva realidad como el trabajo remoto, el desgaste y la presión laboral, entre otros.
Los ejemplos descritos anteriormente son una muestra de cómo un cambio de modelo en el ámbito de negocios también puede y debe ir de la mano de una transformación de las disciplinas que apoyan la actividad económica, pero también constituyen una invitación a reflexionar sobre cómo podemos adoptar una forma de vida más consciente para todos, en todos los espacios de la sociedad.
Publicado originalmente en El Financiero.