Hoy más que nunca, vivimos en un entorno de cambios continuos y acelerados, donde la tecnología está redefiniendo constantemente los límites de lo que podemos lograr y retando diariamente las premisas de lo que conocíamos como cierto. Esto plantea nuevos paradigmas y también genera nuevas incógnitas sobre el lugar que tendremos como personas en medio de una realidad futura de máquinas “inteligentes” que podrían hacer tareas que hasta hoy hemos considerado exclusivas de nosotros.
Y aunque este dilema humano y social no es nuevo - por el contrario, se podría argumentar que es un fenómeno cíclico y constante en nuestra historia-, sin duda cada inicio de era propone y requiere de un replantamiento de los roles que desempeñamos y una profunda reflexión del valor que podemos generar, no sólo en la actividad social sino en los negocios. Cada oportunidad de cambio trascendental representa una invitación a reinventarnos para ser mejores en lo que hacemos y ofrecer mejores soluciones a aquellos a quienes servimos.
Ante esta realidad, vemos el surgimiento de emprendimientos y empresas que se construyen desde un lugar diferente. Este surgimiento nace de la necesidad de elevar los negocios para que puedan pasar de ser parte del problema a convertirse en parte de la solución de los retos que enfrentamos a nivel global. Esto requiere un replanteamiento no sólo en “cómo hacemos negocios”, que sin duda es importante y necesario, sino sobre todo en "para qué hacemos negocios". Este cambio marca el inicio de lo que llamamos emprendimientos y negocios conscientes.
Los emprendimientos conscientes son aquellos que no nacen como una respuesta para generar utilidades, sino como una herramienta intencional para generar bienestar tanto a las personas que rodean al negocio como al planeta. Estas empresas se crean con una vocación que trasciende la mera generación de dinero. Por el contrario, la generación de riqueza se plantea como un medio fundamental y necesario para alcanzar el impacto deseado, tanto interno como externo. Al perseguir dicho impacto, utilizan el modelo de negocio como un medio para alcanzarlo, lo que les otorga autonomía y agilidad para transformar su entorno y responder a las necesidades del mismo.
Sé que esto puede sonar emocionante para muchas personas y un tanto fantasioso o utópico para otras. ¿En realidad existen estas empresas? ¿Podrán competir con las grandes compañías que hoy representan el "business as usual" y mantienen el "status quo" en el que estamos como sociedad? ¿Llegarán a tiempo y en el volumen necesario para cambiar la tendencia negativa que estamos experimentando?
La buena noticia es que las respuestas a estas preguntas están en nuestras manos, ya que todos nosotros tenemos delante las alternativas para fortalecer este movimiento de emprendedores y hacerlo realidad. Si te preguntas cómo, aquí te comparto algunas alternativas:
Si eres emprendedor, comienza por hacerte esta pregunta: ¿Tu producto o servicio genera un impacto positivo mayor que el impacto negativo que genera en las personas y en el planeta? En otras palabras, ¿las personas y el planeta son mejores porque tu producto existe? Si la respuesta es negativa, el llamado es a que busques despertar tu conciencia. Existen muchas herramientas para ayudarte a hacer esta transición, empezando por tu propósito, tu equipo, tu oferta de productos y servicios y la valoración de tu impacto externo. No te conformes con lo que tienes, sino aspira a un despertar de conciencia que te lleve por un camino de evolución. Puedo asegurarte de que, sin importar la industria, esto es posible.
Si no eres emprendedor, el llamado es a buscar productos que generen este impacto y consumirlos, promoverlos y retroalimentarlos. Cada persona tiene un gran poder de cambio incrustado en sus decisiones de consumo, y debemos ampliar nuestro criterio y nuestro espíritu crítico ante las propuestas que nos hacen las empresas. Si la oferta no es buena, debemos rechazarla y buscar alternativas. Este despertar de conciencia es lo que esta época nos demanda, porque en la era de la inteligencia artificial, las máquinas repetirán lo que aprendan de nosotros, y si no logramos ese despertar de nuestra conciencia personal y social sobre el propósito de nuestras acciones, veremos a estas tecnologías intentar repetir procesos que no representan el futuro que queremos construir, sino el pasado que no supimos contener.
Personalmente, me rehúso a pensar en un futuro que no sea mejor que nuestra realidad actual y que no muestre lo mejor de nosotros. Construyamos emprendimientos que reflejen nuestro potencial y nuestro gran tesoro humano: la conciencia para entender y la libertad para cambiar el futuro. Emprendamos todos, desde nuestras trincheras, acciones conscientes que nos lleven al lugar donde queremos estar. Generemos en esta era un despertar colectivo y fomentemos que el futuro del emprendimiento tenga como sello la consciencia.
- Joshua Hammerschlag, es Director Nacional de Emprendimiento Social y Consciente y líder de la Aceleradora Consciente