Algunas de las historias más significativas a veces comienzan sin que nadie lo note; en KidZania nacen durante una visita casual, entre juegos y simuladores, aunque con el paso del tiempo terminan influyendo en trayectorias profesionales y en las empresas del mañana.
Una médica del parque de Santa Fe conserva la fotografía donde aparece, cuando era niña, con una bata simulando ser una doctora en la entonces llamada “Ciudad de los niños”. Una comunicóloga del equipo editorial de Kidzania también recuerda haber dirigido una estación de radio en el mismo sitio que después se convirtió en su lugar de trabajo y de igual manera un piloto comercial, cuyo primer acercamiento a una cabina ocurrió en KidZania, describe sus regresos anuales como un entrenamiento silencioso para la vida real.
Cuando estas personas vuelven ya como profesionistas, reconocen algo que pasó desapercibido en su infancia. La experiencia en KidZania no solo los divirtió, sino también modeló expectativas, amplió horizontes y los expuso a vocaciones reales.
Estas historias aparecieron durante una conversación con Hernán Barbieri, Global COO de KidZania y parte del ecosistema global de Conscious Capitalism, Inc., quien lleva casi dos décadas dentro de la empresa y ha visto de primera mano cómo esos recuerdos se convierten en vocaciones.
Para él, estas historias no son casualidad y por el contrario, son evidencia del propósito que dio origen a KidZania, no como un centro de entretenimiento ni como una atracción educativa tradicional, sino como una ciudad creada para abrir horizontes, para permitir que un niño explore posibilidades reales y para despertar preguntas que puedan acompañarlo toda la vida.
Esa intención inicial explica su alineación natural con el enfoque del Capitalismo Consciente. Aun antes de conocer el término, KidZania integró desde sus primeros años un conjunto de prácticas centradas en desarrollo humano, educación experiencial, responsabilidad social y crecimiento empresarial con propósito. Con el tiempo, todas esas prácticas encontraron un marco conceptual que las refuerza.
Propósito desde el origen: una empresa consciente por diseño
KidZania nació con una visión clara: contribuir al desarrollo de los niños a través de experiencias que les permitieran comprender cómo funciona el mundo y qué pueden aportar a él.
Para lograrlo, la empresa construyó una filosofía corporativa basada en cuatro componentes: identificación de stakeholders, responsabilidades hacia cada uno, visión global y una esencia que establece cualidades operativas aplicables a todas las actividades del parque.
Este enfoque guía las decisiones cotidianas; las actividades se diseñan con criterios educativos y de impacto, las alianzas se seleccionan con base en valores, los equipos reciben capacitación constante y los procesos incluyen mediciones de calidad humana y pedagógica.
Con ello se creó un sistema que permite que cada parque mantenga la misma intención formativa, independientemente de su ciudad o país.
Cuando la compañía conoció el movimiento del Capitalismo Consciente, encontró un lenguaje para describir lo que ya practicaba desde hacía más de veintiséis años.
Los programas de sostenibilidad, los modelos de liderazgo basados en escucha activa, los criterios sociales de selección de socios y su estructura de bienestar ya estaban presentes, solo necesitaban un marco que los nombrara.
La ciudad como aula viva: aprendizaje basado en experiencia real
En KidZania, las niñas y los niños no observan la vida adulta, la practican. La ciudad a escala ofrece decenas de actividades donde pueden pilotar, operar un hospital, participar en un centro de innovación, conducir vehículos o producir contenido digital, entre muchas otras. Además, manejan una economía y moneda propia que les permite comprender conceptos como valor, esfuerzo y colaboración.
Este modelo generó un hallazgo importante: las aspiraciones cambian cuando los niños conocen nuevas posibilidades. Para comprobarlo, la empresa realizó un estudio en varias ciudades del mundo con niños de educación privada y pública.
Al inicio, niñas y niños de distintos contextos elegían actividades distintas; algunos de ellos, con un índice socioeconómico más bajo elegían únicamente actividades de servicio, mientras que niños con menores carencias, elegían actividades profesionistas como pilotos o científicos, sin embargo en una siguiente visita las elecciones se ampliaban y los niños exploraban actividades a las que no se habían expuesto en su primer recorrido. La exposición adecuada ayudó a construir aspiraciones más diversas.
KidZania también ha comprobado cómo los ejemplos directos transforman decisiones. En una de sus sedes en Reino Unido, una aerolínea interesada en promover la presencia de mujeres pilotos pidió apoyo.
Bastó cambiar la elección de instructor en el simulador para lograr un incremento considerable de participación femenina, en lugar de colocar a un hombre, como había sido hasta entonces, una mujer ocupó ese lugar. Una representación tan sencilla generó un cambio observable en semanas.
Así funciona esta ciudad con sedes internacionales como Japón, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Estados Unidos, Chile, Brasil y Portugal, entre otros: cada actividad expone a los niños a profesiones reales, cada interacción impulsa habilidades sociales y cada experiencia amplía la noción de futuro.
Expansión global con propósito: crecimiento alineado con valores
El crecimiento internacional de KidZania pudo haber sido un ejercicio de réplica acelerada, aunque la empresa eligió un camino más exigente.
Barbieri explica que la selección de franquicias se realiza con un proceso que dura varios meses y se basa en cuatro elementos centrales: compatibilidad de propósito, solidez operativa, compromiso social y capacidad de adaptación cultural.
Esta rigurosidad ha permitido que el concepto llegue a más de veinte países sin perder coherencia. La empresa ha trabajado con socios que comparten valores y ha descartado propuestas de organizaciones que no coinciden con ese enfoque. La intención es proteger un modelo donde el propósito, el impacto social y la calidad de la experiencia sean constantes.
El crecimiento también ha requerido escucha activa. KidZania ha adaptado ciertas dinámicas para responder a contextos culturales o regulatorios distintos.
Esto ha ocurrido en regiones como Medio Oriente, Asia y Europa, donde la colaboración con socios locales garantiza que la experiencia mantenga el mismo espíritu.
Liderazgo y cultura: la base que sostiene el impacto
Una de las fortalezas de KidZania es su estilo de liderazgo, construido sobre presencia, escucha y formación continua. Durante la pandemia, periodo crítico para la industria de entretenimiento familiar, varios parques estuvieron cerrados por muchos meses.
En ese tiempo, la empresa mantuvo la cultura activa mediante comunicación y acompañamiento. Cuando llegó el momento de reabrir, ese trabajo previo permitió recuperar operaciones con mayor agilidad.
La formación interna también impulsa la movilidad social. La Universidad KidZania capacita a posiciones clave en liderazgo, operación, atención al visitante y fundamentos educativos.
Muchos colaboradores que hoy lideran regiones comenzaron en puestos operativos, y crecieron gracias a rutas de aprendizaje claras. Esta estructura fortalece la operación diaria y ofrece oportunidades reales a quienes inician su vida laboral dentro de los parques.
Con este modelo, la empresa integra propósito, impacto y crecimiento de manera coherente. Cada grupo de interés recibe valor, desde las familias y los colaboradores hasta las comunidades y los socios internacionales.
Esa congruencia ha permitido que KidZania construya una red global que influye en vocaciones, impulsa la movilidad y demuestra que un negocio con propósito puede escalar sin perder su identidad.
Ese es el impacto más profundo del proyecto. No se limita a indicadores empresariales. Vive en niñas y niños que encuentran una vocación, en jóvenes que descubren una habilidad, y en profesionales que regresan años después para trabajar en el lugar que influyó en su destino.