En Cinépolis, hemos aprendido que la cultura no es meramente una serie de valores y prácticas, sino el vínculo que une a la compañía en sus actividades en 18 naciones.
Desde una pequeña comunidad en el sur de la India hasta un cine en San Diego, California, nuestra cultura constituye el fundamento que facilita la cohesión y el sentimiento de pertenencia, sin importar la ubicación. Esta unidad simboliza uno de los principios fundamentales de una compañía que, además de proporcionar un servicio, aspira a que sus acciones cotidianas influyan de forma consciente.
La idea del Capitalismo Consciente de la que habla el Centro de Empresas Conscientes del Tec de Monterrey ha estado dentro de la comprensión de nuestra misión en Cinépolis.
Esta filosofía se fundamenta en generar valor no únicamente para los accionistas, sino también para todos los participantes en la compañía, fomentando una conciencia social que influya de manera positiva en el ambiente.
Esta sensibilidad no se restringe a la calidad del servicio; trasciende para fomentar la igualdad de género, los valores humanos y la consistencia en todos los estratos de la organización. Es una perspectiva holística donde la atención al cliente se transforma en un reflejo de los valores internos que ejercemos.
En otras palabras, promover un entorno donde cada empleado, independientemente de su posición o localización, pueda obtener el respaldo de sus colegas para alcanzar sus metas. Para nosotros, el triunfo reside en brindar un servicio de alta calidad no solo a nuestros clientes, sino también en el dentro de nuestra propia organización.
Los Valores que Definen la Cultura de Cinépolis
En Cinépolis nos orientan cuatro valores fundamentales: el compromiso, el deseo de servicio, la integridad y, de forma particular, "ser palomita". Estos principios no solo se manifiestan cotidianamente, sino que representan el eje central de nuestra cultura organizacional.
- Compromiso: Entendemos el compromiso como el esfuerzo constante de prever y exceder las expectativas, tanto externas como internas. Cumplir con las necesidades de cada miembro del equipo es una de nuestras bases de una cultura fuerte y comprometida.
- Vocación de servicio: Buscamos enfocarnos en la vocación de servicio, para fomentar una mentalidad en la que todos los colaboradores deben ser capaces de apoyar y servir en sus equipos, reforzando una cadena de servicio interno que contribuye a la satisfacción de nuestros públicos.
- Integridad: La integridad es otro de los valores clave. Es la coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos lo que permite generar confianza y credibilidad en cada aspecto de nuestra empresa.
- Ser palomita: Este valor es único en nuestra industria y habla de la diversidad, el espíritu de diversión y la colaboración. La analogía de las palomitas se relaciona con la diversidad individual: no existen dos palomitas idénticas y por sí solas pueden no generar un alto impacto, pero juntas adquieren un propósito mayor. En Cinépolis, promovemos un ambiente inclusivo donde cada individuo es valorado y puede contribuir de manera significativa, recordando que juntos tenemos un impacto que no se podría alcanzar individualmente.
La importancia de la Consistencia en una Cultura Consciente
El desafío de preservar una cultura organizacional solida es particularmente importante en una compañía internacional con gran rotación de empleados, tal como sucede en el sector del entretenimiento y el cine.
Para que la cultura ejerza un verdadero impacto, es imprescindible que todos los valores se encuentren en cada esquina de la compañía. En nuestra situación, desde un directivo en la oficina central hasta un alumno que trabaja a tiempo parcial en un cine en Yakarta, todos deben vivir y comprender la cultura Cinépolis.
Para garantizar que los mensajes calves permanezcan actualizados y vigentes, utilizamos diversos medios de comunicación, luego ajustamos el contenido de acuerdo al contexto, el medio y el público, ya sea mediante un mensaje en las redes sociales, una capacitación en persona o una publicación gráfica en nuestras instalaciones.
La congruencia entre nuestras palabras y nuestras acciones facilita que la cultura se mantenga viva, posibilitando que los nuevos miembros de la organización, sin importar su función o su lugar de origen, encuentren propósito y sentido en su trabajo.
Empatía y Sensibilidad: Bases para un Impacto Social Sostenible
Para adoptar una cultura consciente, es esencial que la empatía y la sensibilidad se conviertan en principios esenciales en el liderazgo. Esto requiere que los empleados estén al tanto del efecto que su labor y la compañía ejercen en la sociedad.
En Cinépolis, esto se manifiesta en programas como Vamos Todos a Cinépolis, que tiene como objetivo aproximar el cine a comunidades en situación de desventaja, y Del Amor Nace la Vista, un programa de salud visual que lleva a cabo intervenciones quirúrgicas de cataratas para individuos de bajos recursos.
Estos programas no sólo satisfacen nuestro deber social, sino que también potencian el sentido de propósito y empatía de los integrantes de la organización. Este enfoque de responsabilidad social no es un añadido, sino una extensión natural de nuestra cultura consciente y de nuestro propósito: llevar el cine a más personas.
En Cinépolis, creemos que si una compañía aspira a generar un efecto positivo en su entorno, primero debe sensibilizar a sus propios empleados acerca de las circunstancias a las que se enfrenta la sociedad. Fomentar una cultura consciente implica desarrollar una sensibilidad colectiva que motive a cada persona a perseguir el bien común y a aportar al crecimiento sostenible de las comunidades donde nos desempeñamos.
La cultura organizacional es un soporte esencial del Capitalismo Consciente y debe ser abordada de esta manera. En Cinépolis, nuestra vivencia nos ha demostrado que una cultura sólida y consistente puede ser el elemento esencial para generar valor social y económico de forma sostenible.
En un mundo donde los consumidores aprecian cada vez más el compromiso social de las compañías, fomentar una cultura consciente no solo representa una ventaja competitiva, sino también una exigencia.